domingo, 15 de diciembre de 2013

Bajo la brisa de un frío invierno

Esto se basa en mirar al horizonte y creer que volverás pronto.
Ahora entiendo que los ruidos de la ciudad y la brisa en mi rostro
no llenan el vacío que ha quedado.
Quisiera saber dónde fue que el paisaje perdió su color.
Nada es seguro ahora, ya no siento ese sentido de pertenecia
hacia algo o hacia alguien.
Mi alma es una hoja en el viento de la urbanidad.

Y quisiera decirte que me arrepiento de haberte dejado, 
trato duramente en eso, pero me hace falta credulidad en mis palabras,
en mis acciones y también en mis sentimientos.
Y no quiero mentirte otra vez, 
porque realmente no sé si en verdad estoy arrepentida 
o es sólo la nostalgia en esta soledad.
Por eso, prométeme, amor mío, que al sonar las campanas de la Catedral 
levantarás una plegaria en mi honor.
Recuérdame en tus tempestades para que mi cantar te pueda dar calma.