Ciertamente no hay una razón lógica, un argumento que sostenga mi posición... no después de lo que habíamos acordado.
Creerás que he perdido la razón y concordando contigo yo creo lo mismo. No juzgo ninguno de tus cuestionamientos, en tu lugar yo tendría más cosas que preguntar.
Te escribo justo ahora porque esta noche necesito dormir, esta noche no es posible tenerte bailando en mi mente.
Quiero cerrar los ojos y no verte en mi pensamiento rodeándome con tus brazos, besando mis parpados, tomando mis manos; no quiero verte al menos de que esa imagen sea cierta no sólo en mi cabeza.
Necesito decirte algunas cosas, algunas cosas que creí jamás iba a decirte.
Necesito que sepas que he comenzado a verte, a observarte con detenimiento. Aun con los cristales de mis lentes empañados no he dejado de verte.
Te veo. Aún te sigo viendo. He notado cómo se ha vuelto una necesidad el observarte más de cerca; todas tus extrañas manías.
No dejas de ser mi inquietud cuando te vas, te sigo viendo... en mi mente.
Casi como un fantasma, al que no ves y no percibes me he quedado trás tuyo mientras tú, con tu mente tan acelerada siempre un paso después de mí (y un paso después de la sociedad entera) pasas y siento que mi corazón late más rápido.
Yo no dejo que eso me pase, casi por nadie. Pero tú, con tus extrañas manías te has empeñado en calarme hondo.
Por eso te pido, te suplico, por favor esta noche no. Esta noche devuélveme el sueño.